Esta “hoja” la voy a rellenar con algunos apuntes sobre la próxima publicación de JG/Ed., de cuya colección ya hay editados cuatro números (-0- “Mirando al cielo”, -1- “25 años”, -2- “High contrast” y -3- “El club de la heterodoxia”). Esta serie de carpetas de obra gráfica están planteadas para, con técnicas diversas, esbozar temas variados, no los principales en mi producción artística, sino más bien tangenciales pero que están presentes en mi quehacer y son referencias importantes que me ayudan a concretar ciertos proyectos (por ejemplo, “High contrast” es un paseo por la parafernalia erótica, tan útil en algunas piezas de “Tres estancias de un apartamento burgués”, y “El club de la heterodoxia” lo forman algunas de las personas que me han ayudado a definir mi forma de entender el arte y la realidad). Otro sendero que me gustaría explorar con estas pequeñas obras es el del relato gráfico, original o basado en obras clásicas del cine y/o el teatro. Este es el objetivo del próximo número: una obra de teatro llevada al cine. “Suddenly Last Summer”, obra literaria de Tennessee Williams, estrenada en New York en el 58, protagonizada por Diana Barrymore, y rodada en el 59 por Joseph L. Mankiewicz, con guion del propio autor junto a Gore Vidal, y protagonizada por Elizabeth Taylor, Katharine Hepburm y Montgomery Clift.
Mankiewicz supo dar una fantástica factura visual a este drama del sur de los EE.UU. -sur del que Tennessee Williams describió hasta el tuétano en la mayoría de sus obras-, un sur tórrido, lleno de exuberante y conflictiva vida, crecida sobre la podredumbre de la ciénaga orgánica. En este caso, esta tragedia sureña es en realidad una tragedia griega, que nos remite a un relato mitológico donde se plantea la eterna lucha de la civilización contra la insensible naturaleza y sus fuerzas primigenias e irracionales. Entre otros aspectos interesantes, -como la relación de una madre con su hijo, un enamoramiento incestuoso, un “complejo de Edipo” a la inversa-, podríamos deducir una interpretación contemporánea de la tragedia de Eurípides “Las Bacantes”, la irrefrenable seducción de una realidad desconocida, ajena a los códigos culturales de la civilización, una realidad contra la que se ha luchado durante tiempo, intentando evitarla, pero que al final se nos aparece, descarnada en toda su crudeza. La locura, la negación o como extirpar el horror con una lobotomía, el sexo y la creación, el temor a la muerte y un sacrificio ritual como última unión con la naturaleza mediante la omofagía caníbal. Todo un repertorio fascinante de recursos que, en manos de uno de los mejores directores de los años 50, se convierte en un relato de realismo gótico a plena luz cegadora del sol meridional.
Sinopsis:
“Sebastian Venable muere en extrañas circunstancias mientras pasaba el verano en algún lugar del sur de Europa. A raíz de este suceso, su prima Catharine Holly, que le acompañaba, es afectada por un trastorno mental. La madre de Sebastian, Violet Venable, perteneciente a la alta burguesía de Nueva Orleáns intenta ocultar la homosexualidad de su hijo y la verdad acerca de esa extraña muerte. El doctor polaco John Cukrowicz está experimentando una nueva técnica con los pacientes violentos: la lobotomía. Violet ve en este tratamiento una solución para que Catharine deje de decir cosas sin sentido sobre Sebastian. El doctor trata a Catharine, pero a través del suero de la verdad. Su relato será casi un cuento de terror al desvelar la espeluznante muerte de Sebastián y su repercusión en los demás.”
Para confeccionar este relato gráfico voy a remitirme a diez momentos del texto, para mí claves, relacionándolos con su instante cinematográfico, y que servirán como punto de partida de cada una de las estampas. A continuación voy a comentarlos.
1/ La jungla acicalada
“Este era el jardín de Sebastian. Aquí figuran las plantas más antiguas que existen sobre la tierra… Algunas raras como el atrapamoscas.”
El propio Tennessee Williams en su descripción de la escena: “Los colores de este jardín-jungla son violentos. Hay gigantescos árboles floridos que sugieren los órganos arrancados de un cuerpo, relucientes aún de sangre húmeda”, nos hace una presentación de la naturaleza ctónica.
(“Y habrías visto un costillar o una pata de pezuña hendida arrojados hacia arriba y abajo, colgados, rojos de sangre, goteando bajo los abetos”. LAS BACANTES, Eurípides)
2/ Un cielo tan negro
“Las crías de las tortugas marinas rompían el cascaron para precipitarse desesperadamente en el mar… El cielo empezaba a agitarse… bandadas de pájaros carnívoros vociferaban salvajemente. Cubrían el cielo.”
Esta escena de uno de sus viajes fascinó/perturbó a Sebastian. Fue consciente de la insensibilidad de la naturaleza. Su crueldad. Reconoció como nos empeñamos en ver la realidad solo a través del ojo de la civilización. Descubrió lo eterno.
3/ La “grandeur”
“Una actitud frente a la vida que apenas se ha visto en el mundo desde que los grandes príncipes renacentistas fueron desalojados de sus palacios y jardines por una turba de tenderos.”
Violet se veía junto a su hijo como herederos de una aristocracia apolínea. Ella hubiera deseado crear con Sebastian una nueva dinastía fundada en la belleza y el arte. El amor por su hijo más que una cuestión incestuosa, era una proyección personal. Entendía a la “pareja” como un solo “yo” con un destino de grandeza.
4/ Los pájaros de la jungla
“-Catharine, no te rías así, que me asustas. –No puedes contar una historia así a gente civilizada que vive en un país moderno y civilizado… ¡Eres una puta! No estás loca. Mamá, no está más loca que yo, ¡Pero es perversa y siempre lo ha sido!”
Esta es una de las claves del relato. La locura. Ese estado mental que suele producirse cuando los engranajes individuales se desajustan del mecanismo de la civilización. Un problema para el individuo y un problema para la sociedad. A Violet no le importa la salud mental de Catharine, solo desea que su “sociedad” continúe limpia y en orden.
(“¡Otra irrisión! Estoy viendo a Tiresias revestido de pieles moteadas de cervato, y a ti, Cadmo, padre de mi madre ¡vaya risa! Haciendo de bacante con el tirso. Me resisto, abuelo, a contemplar vuestra vejez carente de cordura.” LAS BACANTES)
5/ Lobos siberianos
“No lo conocía. ¿Por qué has parado aquí?, pregunté. Cuando encendió el cigarrillo, observé su cara a la luz de la cerilla y comprendí por qué se había parado allí… Caminaba como sonámbula… En medio de la oscuridad apareció su hocico caliente y famélico para…”
Siguiendo con referencias mitológicas, en este punto comienza el descenso a los infiernos de Catharine, y como Eurídice, es rescatada por un Orfeo con bata de doctor y suero de la verdad. Ellos sí cumplen la condición, impuesta por Hades, de mirarse a la cara cuando ambos han salido del inframundo. Mankiewicz permite que alguien se redima. En el texto original de Williams, solo queda la desolación, como al final de la obra de Eurípides, cuando Cadmo le dice a su hija Ágave: “Hija, difícilmente hallarás la alegría”.
6/ Cuenta atrás
“-Descúbrete el brazo. -¿Empiezo a contar hacia atrás desde el número 100? -¿Te gusta contar hacia atrás? –Me encanta, me entusiasma. ¡Cien! ¡Noventa y nueve! ¡Noventa y ocho! Noventa y siete. Noventa y seis. Noventa y… cinco. Ah, ya siento el efecto, qué raro.”
Tal y como lo plantea el autor, este es un momento de comunión. Un rito. Todos juntos reunidos en torno al “augur” esperando la verdad revelada y con una droga como vehículo: “Catharine, quiero que me des una cosa. Entrégame tu resistencia. Tu resistencia a la verdad. La verdad que vas a revelarme”.
7/ El cebo
“¡Sí! Para atraer… la atención. ¿No lo entiende? También la utilizaba a ella, con el mismo propósito.”
Estrategias de cazadores para el engaño. Sebastian el “apolíneo” escribía un poema al año en los tres meses de verano que pasaba de viaje con Violet. Los nueve meses restantes eran de preparación. Sebastian utilizaba en estos viajes a su madre para atraer hacia él a las presas que solo no podía. Cuando ella dejó de cumplir esta misión, y a la caza de nuevas sensaciones, abandonó a Violet y reclutó a la voluptuosa y descarada Catharine.
8/ Luz cegadora
“Fue un día tórrido. El cielo y el mar no eran de color azul, sino blanco. Un blanco tórrido a las cinco de la tarde.”
A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la sábana blanca
A las cinco de la tarde.
El dramaturgo americano hace aquí una clara referencia al “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” de Federico García Lorca. La relación de la tauromaquia con el mundo ritual de la antigüedad mediterránea es bien conocida. Williams inserta simbólicamente en esta tragedia la última liturgia de sacrificio que pervive en Occidente.
9/ Címbalos
“Los instrumentos consistían en botes de hojalata golpeados a la vez siguiendo un cierto ritmo. Y… y… y… pedazos de metal, pedazos de metal de distintas procedencias que habían sido aplastados para golpearlos entre sí… un estruendo ensordecedor. ¡Ooompa! ¡Ooompa! ¡Ooooooooompa!”
Hay dos aspectos interesantes en este punto: la persecución por el “monte” de estos “bacantes” modernos a un “Penteo” vestido de blanco. Ya no valen las súplicas. El ritual comenzó. Y comenzó con el otro aspecto que me parece interesante destacar, el sentido procesional, en el que la música es fundamento básico, y es necesario un recorrido
(“Cantad de Dionisos en honor al ronco son de los tambores con vuestro ¡Evoooí! ¡Evoooí! Honrando al dios que grita ¡Evoooí!” LAS BACANTES)
10/ Devorado
“-Sebastian había desaparecido bajo la bandada de gorriones negros y desplumados, él… él yacía desnudo, tendido contra una pared blanca. Lo había descuartizado utilizando las manos, cuchillos o tal vez pedazos cortantes del metal abollado. Así había desgarrado y mutilado, para atiborrase introduciendo piltrafas de carne en sus boquitas negras, ávidas y vacías. Parecía un gran ramo de rosas rojas desgarrado, un despojo contra el esplendor radiante de la pared. -¡Doctor, arranca de su cerebro esa abyecta historia!”
Creo que casi todo está dicho. Después del intento de represión de la civilización, se desata el conflicto, se sufren las consecuencias, se reconoce el lado “dionisiaco” de la existencia y una vez superado el espanto, la sociedad se prepara para comenzar de nuevo. Y así “in aeternum”.
(“Terrible eres, terrible, y a sucesos terribles te encaminas: vas a hallar una gloria que llega al cielo”. “Yace esparcido el cuerpo, parte bajo las rocas escarpadas, parte entre la espesura de los árboles del bosque”. “La ciudad fue toda presa de delirio báquico.” LAS BACANTES)