En marzo de 2020 se inauguró en la National Gallery de Londres, la exposición “Titian, love, desire, death”, en la que después de mucho tiempo, se pudieron ver juntas las seis “Poesías” que el pintor veneciano realizó entre 1553 y 1562 para Felipe II. Las “Poesías” son una serie de cuadros concebidos a partir de la obra de Ovidio “Las Metamorfosis”. Unas pinturas dedicadas a varios episodios “amorosos” de la mitología clásica: “Dánae” (Londres, Apsley House), “Venus y Adonis” (Madrid, Museo del Prado), “Perseo y Andrómeda (Londres, Wallace Collection), “Diana y Acteón” y “Diana y Calisto” (Edimburgo, National Gallery – Londres, National Gallery) y “El rapto de Europa” (Boston, Isabella Stewart Garden Museum).
El joven, príncipe heredero, ya comenzó una intensa relación con el maduro Tiziano, pintor que había trabajado para su padre en el programa de la imagen del nuevo Imperio Europeo, con obras como “El Emperador Carlos V con perro” (1533) y “Carlos V a caballo en la batalla de Mühlberg” (1548).
Felipe II accedió al trono en 1556 y desde muy temprano tuvo gran interés en la adquisición de grandes obras de la escuela flamenca y de la veneciana, exponente esta, de la pintura más exuberante y sensual que se desarrollaba en Europa en ese momento, teniendo a Tiziano como gran maestro, y con una estrecha relación con la monarquía española, que ayudó a concentrar en las colecciones reales obras fundamentales para el desarrollo del arte europeo. Felipe II le hizo un encargo muy concreto para sus estancias privadas, una serie de pinturas de explícita carnalidad para disfrute de los sentidos, y el fruto de este encargo fue esta excepcional colección de cuadros, que tras la llegada al trono de los borbones se fue dispersando por Europa. No ha sido posible reunirla hasta la fecha por problemas de reconocimiento en la autoría de algún cuadro, y por la prohibición expresa de ciertos museos al préstamo. Solventadas estas dificultades, por fin se ha juntado esta serie programática del mejor erotismo renacentista.
Apunté en la agenda la visita a Londres para ver esta exposición, pero no pudo ser. Pensé: ¡al menos me queda el catálogo!, pero cuando fui a pedirlo, la falta de acuerdo comercial entre el UK y la UE por el Brexit, está haciendo que el Museo no envíe sus productos a territorio europeo… ¡jajajaja! Bueno, paciencia.
El otro día, mientras buscada datos para el texto que publiqué la semana pasada sobre EL COLUMPIO (en el que hago referencia a alguna de estas obras), pensé comentarle a Vallejo que tendríamos que realizar un texto reivindicando a Felipe II como “fino erotómano” y a Tiziano como “maestro de la sensualidad”. Pues justo un rato después, vi que el Museo del Prado estaba terminando el montaje de la exposición “Pasiones mitológicas”, que felizmente volverá a reunir este conjunto de obras. Se inaugura la próxima semana y estará abierta hasta julio, y esta vez, aunque tenga que hacer una salida clandestina a Madrid, disfrazado con peluca y bigote, ¡no me la pienso perder!
Con motivo de esta inauguración, que considero un extraordinario acontecimiento, he cambiado lo que tenía previsto publicar hoy, para recuperar una conferencia sobre “La bacanal de los andrios” que realicé en 2001. Alguno de vosotros ya la conocerá (se publicó en Geometría del Desconcierto/Ediciones), por lo que pido disculpas, pero creo que la ocasión lo merece. Siempre es un buen momento para disfrutar del grandísimo Tiziano Vecellio di Gregorio.
La soleada tarde del catorce de diciembre de dos mil diez, tras haber almorzado en un restaurante del Barrio de las Letras, un estupendo cocido acompañado con dos botellas de vino y una de orujo, José Vallejo y yo nos dispusimos a visitar el Museo del Prado para disfrutar de la obra de Tiziano, “La bacanal de andrios”. Después de un primer análisis y crítica de algunos detalles de la ampliación de la pinacoteca, entre otras cosas la desafortunada ubicación del cuadro en cuestión, nos plantamos frente a la obra para contemplarla y hablar largo y tendido sobre los aspectos técnicos y emocionales que nos sugería. Mientras, una vigilante no dejaba de observarnos por si, en nuestra ensimismada y expresiva conversación, nos acercábamos peligrosamente al lienzo. Así transcurrieron varias horas hasta que finalmente nos llamó la atención para abandonar la sala, ya que el museo iba a cerrar. Nos retiramos con la emoción propia del que es consciente de lo maravilloso de poder disfrutar de estas grandes obras de ser humano. Fuimos a tomarnos unas cervezas para celebrarlo ya que el día lo merecía.
Como no puedo reproducir la conversación que mantuvimos, voy a exponer un resumen de la charla que di, invitado por mi amigo Juan Carlos Friebe, en la Biblioteca de Andalucía dentro del taller “Arte y literatura: creación y recreación”, realizado por esos mismos días.
IMÁGENES: ARTE Y EROTISMO COMO MOTOR DE LA CREACIÓN
“Quien desdeña la pintura, delinque contra la verdad, delinque también contra toda esa sabiduría que debemos a los poetas – ya que poetas y pintores contribuyen por igual a nuestro conocimiento de las gestas y del aspecto de los héroes – y desdeña la proporción, gracias a cuyo ejercicio participa de la razón.” FILOSTRATO, “Imágenes, I, 0″.
El Objeto
Se trata de la obra de Tiziano “La bacanal de los andrios”. Actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Prado con la siguiente ficha de catálogo:
Como se ve, ésta es una descripción del objeto inventariado en dicho museo. Y es de cierta utilidad para conocerlo, como “bien mueble”.
La de arriba, es una reproducción en baja resolución de una fotografía no especialmente cuidada. Podemos ver una reproducción de alta resolución en la web del museo: Galería “on line” del Museo del Prado. Con esta información visual tendremos una idea más precisa de la obra, como objeto, pero la verdadera percepción y comprensión de este tipo de “objetos artísticos” sólo la obtendremos con una contemplación directa.
Genealogía de un cuadro
“LOS ANDRIOS. La tierra se abre en ríos de vino, en la isla de Andros, y este cuadro cuenta la historia de los andrios, ebrios de ese río. La tierra borbotea vino para los hombres de Andros, por obra de Dionisos, y les obsequia con un río; si desearas agua no encontrarías mucha, pero si desearas vino, tendrías un río enorme y divino; ese río menosprecia al caudaloso Nilo y al Istro, y dice de ellos que, aunque fueran más pequeños, serían tenidos por mejores si fluyeran como fluye éste.
Me parece que los hombres están cantando, junto con sus mujeres y niños, coronados con hiedra y carrasca de encina, unos danzando, otros tumbados a ambas orillas del río, y también, en cierto modo, es evidente el tema de su canto: el Aqueloo produce zarzos, el Peneo baña el Tempe y el Pactolo es rico en flores; sin embargo, este río hace a los hombres ricos, poderosos en la asamblea, generosos con los amigos y hermosos: aunque fuesen enanos, alcanzan cuatro codos de altura. Cuando uno ha bebido de él reúne todas estas cualidades y las hace suyas en su imaginación. He aquí su canto: sólo éste entre todos los ríos no lo vadean ni boyeros ni caballos, sino que brota lleno de vino por mediación de Dionisos; se puede beber sin mezcla, y fluye sólo para estos hombres. Intenta escuchar, entendiendo lo que cantan, aunque su voz tartamudee por efecto del vino.
Vayamos, sin embargo, a lo que se ve en el cuadro: el río yace en un lecho de racimos, su fuente brota a borbotones, sin mezcla alguna, en derredor crecen los tirsos como las cañas junto al agua, transformando la tierra y lo que en ella hay en estos banquetes para tritones que ya desde el nacimiento del río se juntan y sacan vino de él con la ayuda de unas conchas. Los unos beben, otros soplan hacia fuera, pero los hay también que, completamente bebidos, bailan. Dionisos va a zarpar de Andros hacia un cortejo báquico y su nave, todavía amarrada en puerto lleva un cortejo de Sátiros, de Lenas y todos los Silenos. Lleva también a la Risa y a Como, dos divinidades muy dadas a la algaraza y al banquete, para que el río, con sumo placer, haga con ellos la cosecha.” FILÓSTRATO. “Imágenes, I, 25″.
Arte, creación y recreación: interrelación de disciplinas artísticas, interferencias, presupuesto y decisiones
El resultado formal último de una obra, es fruto de una serie de decisiones propias del artista y de una serie circunstancias ajenas a este. Dentro de estas, han sido muy importantes, la interrelación de disciplinas artísticas, así como la fuerte conexión entre las diversas corrientes del pensamiento y el desarrollo del arte. Fundamentales han sido los promotores, mecenas y clientes que han interferido en la concreción de las obras de muchos artistas a través del encargo y el presupuesto. Por lo que me atrevería a decir que el arte es el continuo desarrollo “coyuntural” de una serie de ideas esenciales, aunque lo cualitativo de una obra siempre está en manos del artista en última instancia.
En “La bacanal de los andrios” se dan entre otras las siguientes circunstancias:
// Imágenes,
descripciones de cuadros de una galería ideal de obras helenas y romanas realizadas por Filóstrato “el viejo”, sofista -maestro de la retórica y del arte de analizar el sentido de las palabras como medio de educación- griego del siglo II-III dC. En el capítulo de este libro, que hemos leído con anterioridad, se basa Tiziano para desarrollar esta pintura.
// El encargo
Alfonso d’Este, duque de Ferrara (comitente), en 1518 idea un ambicioso programa decorativo para una serie de estancias del Palacio Ducal. Para ello plantea al intelectual humanista Mario Equicola (“curator”) que diseñe un programa expositivo dedicado a Baco, con obras de Bellini, Fray Bartolomeo, Rafael y Tiziano.
// El Camerino de alabastro
es una estancia privada del Palacio ducal diseñada por el arquitecto Antonio Lombardo y dedicada a los placeres del vino, a la actividad de mirar y admirar y la rivalidad y comparación –“parangone”- entre pintura y escultura. Se expondría la colección de antigüedades, objetos raros, jarrones y recipientes para beber propiedad del duque, y finalmente las obras “El festín de los dioses” de Bellini-Tiziano, “La bacanal de los andrios”, “Ofrenda a Venus” y “Baco y Ariadna” de Tiziano.
Se diseña otra estancia, el “Estudio de Mármol”, dedicada a la sabiduría, la fortaleza y la paz.
La National Gallery de Londres, en su exposición de 2003 “Titian”, reconstruyó el Camerino como vemos a continuación:
En el siguiente enlace podemos ver una reconstrucción virtual: “El Camerino de alabastro”.
Genealogía de una pasión
/ La contemplación y el erotismo
Dos cuestiones me parecen fundamentales en la concepción de “El Camerino de alabastro”: su carácter de espacio privado, y su consagración a la contemplación como forma de conocimiento sensorial y de puro placer de la mirada, el que es capaz de llevarnos a la excitación. Por eso considero importantísimo al erotismo como motor de la creación.
Me parece que no pudo haber una elección más acertada para la realización de estas pinturas que la del pintor veneciano, formado en la sensualidad de los tejidos, la exquisitez de los pigmentos… Un artista que pinta la “Venus de Urbino”, cuadro que causa admiración y demanda entre sus clientes por su manifiesta lujuria. No dudo, y es algo que siempre he tenido presente, de la intención erótica del pintor al trazar “La bacanal” (parece que autores como Carlo Guinzburg tampoco).
/ Primeros contactos con el cuadro
Esta obra ha formado parte de mi universo personal desde pequeño. Su descubrimiento a través de una enciclopedia casera coincide con mi despertar sexual y junto con “Les demoiselles d’Avignon” despiertan en mí la pasión por el arte. Por otra parte, en mi imaginario sexual se mezclaba la agitación y carnalidad de la obra de Tiziano con las poses provocativas de las “pets” de Penthouse y las chicas de Interviú:
Del cuadro de Tiziano he realizado multitud de versiones y acercamientos con distintas técnicas y soportes casi desde el primer día que lo vi.
/ Descripción sensorial
Me gustaría poner juntos dos cuadros del camerino: “La bacanal” y “El festín de los dioses” de Bellini (pero concluido por Tiziano). Podemos observar unas intenciones programáticas similares pero el movimiento y la textura final los diferencia con radicalidad:
// Composición general
Desearía señalar de la composición, además de una agitación digna de Dionisos, la extravagancia de la figura de la derecha:
// Piel y tejido
La carnalidad y sensualidad de piel y tejidos:
// Escala de color
La modulación y composición “musical” de los colores:
// Miradas
El excitante juego de miradas:
/ El pintor y la modelo
Se puede ver al ejercicio de la actividad artística, en una de sus facetas, como una posibilidad de seducción y conquista, y también como el vehículo más eficaz de la representación del deseo.
//La ninfa
Como he comentado antes, la figura del ángulo inferior derecho siempre me ha fascinado. Su postura de relajamiento tras haber tenido el cuerpo en tensión, el codo elevado para refrescar el cuello y la axila, sus mejillas sonrosadas…, una figura de arrebatadora belleza carnal.
Hay una interpretación usual que identifica a esta mujer como Ariadna. Pero según el sentido narrativo general y la secuencia de los cuadros, considero que es errónea. Teseo abandona a Ariadna dormida en una playa de la isla de Naxos donde después es encontrada por Dionisos que llega con su séquito de Oriente. Este encuentro lo representa Tiziano en el otro maravilloso cuadro del “Camerino”, “Baco y Ariadna”.
Mi interpretación es que se trata de una ninfa que acaba de tener un encuentro sexual con Dionisos, que parte en ese momento en barco (como nos cuenta Filóstrato) y descansa acalorada.
Sería muy interesante saber si hubo una relación especial entre el pintor y la modelo, que posiblemente fuera una meretriz de las que se conoce disponía en Venecia mientras realizaba estos cuadros, lo cual le impedía trasladarse a Ferrara como le demandaba el duque.
// Una analogía
Durante la gestación de este proyecto (“Imágenes”), aún coleaba una de las múltiples polémicas suscitadas por la asociación entre la publicidad y el sexo. Se trataba de la campaña para el perfume “Opium” del fotógrafo Steven Meisel con la sugerente y poco convencional modelo Sophie Dahl. En ella, se mostraba carnal y voluptuosamente tumbada sobre un lecho de terciopelo, con las piernas abiertas, la cabeza hacia atrás, como si el mismísimo espíritu de Dionisos la estuviera poseyendo. Cuando vi la foto por primera vez me remitió a aquella ninfa de mi adolescencia. En una superposición secuencial, la mujer de “Opium” se encuentra en el momento justo anterior al que está nuestra ninfa. El tiempo necesario para que Dionisos desaparezca: