En el primer número de esta serie hablé de la resaca “punk” de los alucinógenos del 68. En este voy a comentar un episodio curioso de los inicios del “Flower Power”, sucedido en la California del primer lustro de los 60.
En esos momentos, ya pasados 15 años de la II Guerra Mundial y con un importante crecimiento de la economía norteamericana en la década de los 50, la Universidad De Berkeley era una de las más prestigiosas del planeta y atraía a estudiantes de todo EE.UU. y de gran parte del mundo. Como suelen pasar en los movimientos pendulares, la energía vital, económica y de orgullo patriótico, fue dando lugar en los 60 a una paulatina desafección por “el modo de vida americano” de parte de una nueva juventud que ya veía muy lejos la guerra. La nueva tensión internacional se puso en escena con la partición de Corea, su tutela por parte de las dos grandes potencias que se consolidaron tras el 45, y el conflicto bélico posterior. Dos modelos de sociedad antagónicos, que tuvieron que unir fuerzas temporalmente para luchar contra el nazismo, y que una vez vencedores, tomaron posiciones en una tensión soterrada que, dada la potencialidad aniquiladora de su nuevo armamento, se fue dirimiendo en guerras periféricas, además de en el territorio de la propaganda. Los EE.UU. encabezando el mundo occidental en la defensa de la libertad individual y económica, y el Comunismo Soviético, liderando la “dictadura del proletariado” e intentando comandar su influencia en el escenario postcolonial.
(American way of life)
En los 50, el importante avance económico americano y su potente consumo, posibilitan el nacimiento de una gran industria del entretenimiento, dirigida en particular a una juventud liberada del trabajo y de ciertas responsabilidades. Comienza el Rock’nRoll y con él toda una cultura “POPular” juvenil que se extiende como el aceite por todos sitios. Por otro lado, una nueva interpretación del marxismo, sobre todo de autores franceses, con un punto de vista menos “obrerista” y más de ingeniería social, se propaga por todos los Campus Universitarios occidentales. Así pues, en los primeros 60, la Universidad de Berkeley se convirtió en una cazuela en la que se juntaron diversas corrientes artísticas e intelectuales: “beatniks”, renovadores de las vanguardias europeas surrealistas, dadaístas o situacionismo, agentes comunistas infiltrados, teóricos marxistas, orientalistas y sobre todo muchos despistados animados por el amor libre y mucho colgado al llamado de las sustancias psicotrópicas. (Lo comentó muy bien George Harrison cuando fue a California en el verano del 67 y se encontró “gilipollas, drogados, niños tontos y una filosofía absolutamente absurda”).
(Protestas en el Campus)
Es en este puchero y con estos ingredientes donde se cocieron las primeras escaramuzas contra la “Doctrina Truman” (por cierto, estrategia razonable ante el expansionismo comunista en el 3er Mundo, sobre todo si no se hubieran apoyado para este fin en sátrapas y dictadorzuelos bananeros que ejercían un poder corrupto, arbitrario y despótico).
(The wild one, 1953)
En 1953 se estrena la película “The wild one” (Salvaje), dirigida por László Benedek y protagonizada por un en ese momento estelar Marlon Brando. En ella podemos ver a un grupo de pandilleros motociclistas enredados en todo tipo de problemas en una pequeña ciudad californiana. Basada en un relato de Frank Rooney publicado en Harper’s Magazine en 1951, que narraba los acontecimientos ocurridos en Hollister en el 47, el llamado “Motín de Hollister”. En esta localidad se celebraba anualmente desde los años 30, una reunión de amantes de las motocicletas, gente pacífica y familiar en un ambiente festivo, al modo de las ferias ganaderas. Tras la guerra algunos excombatientes (más de 12 millones buscando trabajo y oportunidades) vieron en las motos un modo de vida de camaradería y fraternidad, y en el 47 fueron a la reunión californiana a emborracharse y armar bronca causando todo tipo de destrozos. Fue portada en muchos periódicos y el comienzo de la leyenda de estos grupos de moteros. Entre ellos, quizás el más famoso fue Hells Angels MC (Los Ángeles del Infierno Motor Club) creado por un grupo de veteranos de guerra y que tomaron su nombre de la popular película de Howard Hughes sobre pilotos de cazas de la I Guerra Mundial.
(Hollister, 1947)
(Cazas de combate)
El episodio que quería comentar es un encuentro “contracultural” entre los “rebeldes/salvajes” moteros y los revolucionarios de salón de Berkeley.
En la California de los primeros 60 convivía una gran variedad de tendencias de lo que se llamó “contracultura”. Por una parte, los restos de la primitiva cultura “Greaser” y el Rock’nRoll de los 50, que cuajó en las nuevas barriadas de clase obrera urbana, y que cambiaron la “gamuza azul” por el cuero del desarraigo de los combatientes en Europa y Asia y que a través de una rebeldía “romántica” y pendenciera, cristalizó en una especie singular que fue reconocida por los grandes “popes” de la intelectualidad universitaria. Allen Ginsberg fue uno de los grandes seguidores de Los Ángeles del Infierno, reconociéndolos como la vanguardia de la nueva contracultura americana. (Les dedicó el poema “First Party at Ken Kesey’s with Hell’s Angels”).
(“Bikers” 50s y 60s)
Por otro lado, se estaba generando el movimiento “Hippie” “Flower Power”, a través del cual, los grupos de izquierda canalizaron las primeras manifestaciones contra la guerra de Vietnam. Berkeley fue su epicentro. En 1964 se produjeron las primeras protestas en el Campus y para octubre de 1965 se preparó la primera marcha hacia el cercano puerto de Oakland, desde donde salían las tropas para Asia, organizada por el Vietnam Day Committee y encabezada por el poeta Ginsberg y su séquito budista. Oakland a su vez era la sede de uno de los más genuinos “capítulos” de los Hells Angels.
(Marcha hacia Oakland, octubre 1965)
La marcha transcurrió tranquila y con un gran despliegue policial, pero un pequeño grupo de motoristas, que consideraban esta manifestación una deslealtad, logró romper las líneas policiales y atacó a los manifestantes. 250 oficiales pararon la trifulca deteniendo a 6 Ángeles. El reportero del San Francisco Examiner, William O’Brien, comentaba en su relato de los hechos: “Los desconcertados manifestantes anti-autoridad parecían uniformemente agradecidos por la protección policial”.
Para el mes siguiente se programó otra gran manifestación dirigida a la Bahía y para evitar enfrentamientos se planteó una reunión en la cafetería del San Jose State College. 1.000 estudiantes se agolparon para ver que ocurría entre los representantes estudiantiles, Allen Ginsberg y Jerry Rubin, y por otro lado representando a los moteros, el Angel del Infierno de Sacramento “Louis” y “Scotty, “Indian” y “Hutch” por los “Gypsy Jokers” y los “Night Riders”. Ginsberg comenzó la reunión con el toque de una pequeña campana budista y cantando “para proteger a todos del mal”. Preguntó a los motoristas: “Tenemos miedo de que los Ángeles del Infierno nos ataquen en la próxima marcha, ¿por qué?”, a lo que el representante “Louis” contestó: “No tenemos planes de hacer nada contra la ley. Me dispararon en Okinawa y Corea. Si el “Tío Sam” me quiere de nuevo, estoy listo para irme. Tengo mucho respeto por el “Tío Sam”, y por mi madre, mis hermanos y mis dos hijos pequeños”.
Un día antes de la manifestación, cinco Hells Angels de Oakland liderados por Ralph “Sonny” Berger, dan una rueda de prensa en la que comunican que se mantendrían alejados por el interés de la seguridad pública, “cualquier encuentro físico solo produciría simpatía por esta turba de traidores.”