Recuerdo que hace 25 años se celebró el centenario del nacimiento de uno de los pintores que más influyeron en mis primeros pasos en esto que llamamos arte. Es muy estimulante para un joven de provincias (que no provinciano) ver como del sur se puede llegar al París de vanguardia de la primera mitad del siglo XX, codearse con el mismísimo Picasso, y crear un lenguaje particular en ese universo cosmopolita del cubismo, manteniéndolo con vigor hasta el final de su vida de 89 años, lleno de originales visiones para una renovada iconografía de una ciudad tan dibujada y representada como Granada. Me estoy refiriendo a Manuel Ángeles Ortiz.
En mi época como discente, por cierto, bastante caótica y verdaderamente improductiva, tuve la suerte de pasar unos años por la que antes se llamaba Escuela de Artes y Oficios, y relacionarme con algunos personajes, entre ellos con José Miguel Castillo Higueras, que me facilitaron conocimiento y cercanía a artistas, hechos e instituciones, ayudándome a ilusionarme por esto de la creación. Aunque no llegué a conocer personalmente al pintor jienense, es uno de los artistas que más contribuyeron a configurar mi primer lenguaje formal. Su capacidad de síntesis expresiva, su facilidad para una representación eficaz, su modernidad a la hora de usar un estilo de “prestigio” como el cubismo, y la ausencia de retórica, me parecieron la mejor guía para empezar a trazar un camino personal. Su influencia es manifiesta en mis primeras obras públicas, las tres serigrafías de 1993, trabajo fundacional del equipo JGARCÍA (1993-2001), así como en la serie “Escenografías” del 94.
(3 Serigrafías de Granada, 1993)
(50 dibujos, 1994)
Siempre he tenido predilección por sus “Cipreses”, sus “Albaycines” y sobre todo por sus “Homenajes al Greco”. Pero particularmente me entusiasman sus rotundos y delicados papeles recortados y collages de mediados de los 60.
Pues bien, este viernes pasado se ha abierto al público en Granada la exposición “Él solo sabe pintar. Manuel Ángeles Ortiz y Manuel de Falla” como parte del programa de los XXVI Encuentros Manuel de Falla, organizados por el Archivo del mismo nombre. Exposición comisariada por el historiador José Vallejo y a la que he aportado mi granito de arena. La muestra fundamentalmente sitúa la obra de Ortiz en el periodo de los primeros años 20 en los que conoció al maestro Falla y con el que realizó, junto a otros personajes cercanos, una serie de importantísimos proyectos que llegaron a conformar la “Edad de Plata” del arte en Granada. Vallejo nos propone un delicioso recorrido por estas “aventuras creativas… a través de dibujos, bocetos, lienzos, fotografías y documentación que narran esta intensa relación de amistad, colaboración y admiración mutua”, y en el que yo he llegado a resaltar la importancia para el arte de ciertas relaciones de amistad, que basadas en la confianza y el respeto, posibilitan un entusiasmo creativo con el que se consigue realizar grandes hazañas artísticas. El arte realmente es un arma de doble filo, por un lado, genera grandes satisfacciones cuando se entiende que se han conseguido algunos objetivos, pero también inunda el ánimo de grandes frustraciones debido a la angustiosa sensación de fracaso. Y en todo este proceso, algo que realmente ayuda a sobrevivir es una firme amistad artística.
El entusiasmo y la vitalidad que desprende esta exposición creo que se puede simplificar en la carta que le escriben a Manuel de Falla, Hermenegildo Lanz y nuestro artista: “Querido Maestro, Ahora mismo, diez de la mañana, un guardia ciclista nos da la gran noticia de haber llegado ayer por la tarde los cuadros del inmenso Zuloaga. Nosotros no vamos en persona a darle (a usted) la noticia porque nos vamos a terminar el cartel(1), pero si algo se le ocurre estamos en casa de Sabatel. ¡¡Felicitémonos!! Lanz y Manolo.” 29/05/1922 (AMF). (1) Cartel del Concurso de Cante Jondo.
Yo también tengo la suerte de compartir estos y otros proyectos con mi amigo Vallejo en nuestra relación “Comisario-Artista”. Pero esto será motivo para otra hoja de este cuaderno.
(Foto Inma Puertas)