Esta semana, la página de mi Cuaderno va a revisar el archivo. A raíz de la consulta de textos para la redacción del escrito “El arte según Croce” de la serie de La Belleza, me di cuenta de que en las conversaciones que mantuve con José Vallejo para la edición del libro Dos hechos, había ciertos puntos de conexión con lo que estaba escribiendo que me parecieron interesantes. Concretamente voy a publicar la charla referida a la obra La tinta fluye, acción para bailarina y batería a partir de un poema de Friedrich Nietzsche, 2015.
CONVERSACIÓN
entre José Vallejo y Jaime García. Granada, 11 de agosto de 2015.
JOSÉ VALLEJO
Hasta hace poco se podía ver en la exposición Acordes II, una fase, por decirlo de alguna manera, de tu obra La tinta fluye. Esta pieza se titula “Partitura para batería” y ya muestra parte del proceso de trabajo que conlleva una obra que está en desarrollo. ¿Puedes contarme algo de esta etapa?
JAIME GARCÍA
Al pedirme para la segunda edición de Acordes, un trabajo con el que reflexionara sobre la música y el sonido como material para la creación en el arte visual o arte plástico, me pareció muy oportuno recurrir a una de las obras en la que estoy trabajando que tiene mucha relación con la música y las interferencias entre esta y otras disciplinas artísticas. Al ser para una exposición concreta, debía ser una obra relativamente autónoma, mejor dicho, que se pudiera mostrar con cierta autonomía. Una “reproducción” del resultado de una acción. Me pareció interesante fijar a modo de partitura una parte del proceso de la obra, la acción ya realizada por la bailarina Marie Klimesova en la primera fase del desarrollo del proyecto, y que tuviera la capacidad de convertirse en un objeto interpretable. Se trata de una reflexión sobre cómo el resultado artístico puede ser generado a partir de otro lenguaje.
“Partitura para batería”, -realización, abril 2015-
“La tinta fluye”, acción de Marie Klimesova, -diciembre 2014-
J. V.
En esto hay algo relacionado con la reinterpretación, así como también con la traducción de un campo de las artes a otro. En principio este proyecto viene inspirado por las posibilidades sonoras de la poesía de Nietzsche. Esto es llevado al terreno de lo plástico tras una ejecución física y vuelve por último, a través de la interpretación, al mundo del sonido pero con un lenguaje tan distinto a la poesía como el musical. En la articulación hay un eje vertebrador que es la poesía de Nietzsche. ¿Cuáles son estos poemas y por que te han interesado?
J. G.
Me interesa su obra en general y su modo de creación. Me fijo particularmente en su poesía tras la edición de uno de sus poemas: A la melancolía (Geometría del Desconcierto Ediciones, 2013). Ese poema contiene varios pasajes que me sugerían una rotunda formalidad plástica -así termina: “Y balbuceo y tiemblo yo aquí, canto tras canto, / y con rítmicas formas me estremezco: / la tinta fluye, chispas hecha la aguda pluma, / oh diosa, diosa, déjame que actúe a mi manera.”- Para esta producción encargamos una nueva traducción al poeta y editor Jesús Munarriz. Siempre he considerado que la poesía tiene una dificultad de traducción y por lo tanto de fruición del objeto artístico si no dominas el idioma en el que se escribió. Entiendo que la traducción de poesía, como posible analogía, podría ser equivalente a los arreglos que se hacen de ciertas obras musicales para otros instrumentos, con los que se intenta mantener una esencia de la obra original pero realmente el objeto artístico desaparece y es sustituido por uno nuevo.. Al trabajar con la poesía de Nietzsche traducida me he encontrado con este problema y por eso me apeteció trabajar más en profundidad con los poemas originales en alemán. Particularmente me interesaron una serie de poemas donde el hilo conductor es el compromiso con la vida, una posición vitalista radical sin pretender una situación de perenne felicidad sino entendiendo que la vida se nos muestra polimorfa y compleja, que existe la posibilidad del disfrute y por supuesto del sufrimiento y sabiendo que eso es así, enfrentarse a ella con energía.
J. V.
¿Los sonidos de los poemas en alemán son los que han dado la pauta para que la bailarina pudiera realizar su primera acción?
J. G.
En realidad el sonido es solamente uno de los factores. No se trata tanto de trabajar sobre un aspecto si no de un conjunto.
Y al respecto, me gustaría que me comentaras que piensas de la posibilidad de traducción de un lenguaje artístico a otro o incluso a la propia lengua, como un relato ajeno al arte en sí...
J. V.
Quizás sea un problema de definición. Muchas veces concebimos el arte como algo unitario, pero este puede desmembrarse en disciplinas y dentro de cada una, cada artista define una formalidad diferente, lo cual no quiere decir que no exista un fondo de ideal, de concepto, que sí puede ser común. La traducción, la interpretación, la recreación, o la experimentación, como decía Celibidache, sea quizás el campo más interesante. La transversalidad de muchas disciplinas y el contacto entre ellas es un camino de enriquecimiento que provoca un impulso artístico. La literalidad en la transmisión del hecho es lo que veo muy complejo. Cada uno de nosotros hacemos nuestra lectura particular y para hacer una interpretación acudiremos a las herramientas propias de nuestro bagaje y formación dentro de la pluralidad de ideas. Hay un trasvase de estas a lo largo de la historia a través de diferentes disciplinas y artistas lo que permite ese enriquecimiento, pero también pienso que la aportación es personal e intransferible con respecto a las anteriores. Veo muy difícil que se produzca un trasvase literal de una creación artística igual que veo casi imposible un traducción fiel y literaria.
J. G.
Para hacer hincapié y desarrollar esa idea, ¿al hablar de arte -sobre arte- en qué “idioma” tendríamos que hacerlo? Para expresarlo de otra manera ¿cómo se puede explicar el arte fuera de la propia experiencia artística?
J. V.
El espectador tiene dos herramientas para entender el arte. Una es la sensación a través de los sentidos y otra, una herramienta poderosísima que quizás use menos, que es interrogar a la obra artística. El espectador se ha acostumbrado, quizás porque le resulte más fácil, a ser sujeto pasivo respecto a un esquema general que le suele venir dado...
J. G.
... ¿los que corresponden a la historiografía y a la crítica de arte?...
J. V.
... creo que lo importante es el porqué de la obra de arte y por qué un hecho u objeto unas veces es artístico y otras veces no. Eso sólo se descubre interrogando a la obra. El espectador no debería ser solo un sujeto pasivo, meramente un receptor, pero no me atrevería a llegar al límite que proponía Umberto Eco de que el espectador concluye la obra...
J. G.
... bueno el espectador puede acabar la obra o incluso “recrearla” porque desde el punto de vista de ese espectador la obra se genera cuando es percibida, cuando es aprehendida...
J. V.
... y esa percepción puede quedar incluso fuera de la propia intención del creador, porque este crea a partir de una idea rodeada de un ambiente propio de un tiempo y un espacio, al que no se puede sustraer, y que puede generar de forma inconsciente. No es lo mismo una obra para un sociólogo que, por ejemplo, para un matemático, y además podrían estar descubriendo en la obra algo más de lo que el autor no llegó a ser consciente.
J. G.
Mis últimos trabajos los estoy realizando a partir de la obra de otro autor. A lo largo de la historia la “materia prima” con la que el artista ha podido producir una obra ha sido variada: lo percibido, lo personal... Me parece que la realidad se conforma además de por una realidad natural, por todas las creaciones del hombre que conforman una realidad cultural, en la que por supuesto se incluye toda la creación artística...
J. V.
Hay un hecho incontestable: que existe un caudal de atesoramiento de obras de arte conforme la historia de la humanidad va evolucionando. Sería absurdo no tener en cuenta estos procesos de aprendizaje, y digo aprendizaje como decantación de la forma en pos de un mensaje adecuado al momento, de hecho esa idea no sólo es válida en el arte, sino en la vida. Las “cosas” son pocas y los ejercicios vitales son escasos, pero con variaciones infinitas. El arte habla de esos ejercicios vitales. A partir de ahí, igual que sería absurdo empezar a investigar lo ya investigado por la Escuela de Annales en sus estudios sobre el Mediterráneo, volviendo a realizarlos y no apoyarnos en ello para seguir creando historiografía, lo mismo pasa con la obra de arte. Es necesario que el artista posea un conocimiento de lo anterior. Unas veces puede serle útil por los resultados formales, otras por el matiz de la idea. De este modo, el pensar y visitar la obra de otros artistas para realizar una obra original me parece un acierto y es una de los caminos por los que hoy, en un momento de saturación y mistificación, se puede transitar para poder hacer una clarificación e intentar llegar a la esencia pensando en algo que ya se ha realizado.
J. G.
Hay varios aspectos que definen la obra que estamos tratando. Uno de ellos, el pensamiento de Nietzsche, visto como un pensamiento vitalista y también como una nueva forma de generar ajena a las grandes estructuras, más fraccionado y que posibilita la vía de la creación artística. ¿Crees que esto es una importante influencia para el mundo contemporáneo?
J. V.
Para mí la vía más interesante, especialmente para la creación artística del pensamiento de Nietzsche, reside en que quizás sea la percepción más natural de la existencia humana. Permite posibilidades de enfrentamiento, de diálogo entre contrarios, algo que va más allá de los ideales artísticos como el de belleza, por ejemplo. Creo que esa visión de lo apolíneo y lo dionisiaco se ajusta muy bien a una realidad en la que alternan la prevalencia entre un aspecto y el otro, sin negar ni excluir...
J. G.
... el reconocimiento del conflicto...
J. V.
... exactamente. Todas las acciones del ser humano son la respuesta a un problema, incluidas las soluciones artísticas. A diferencia del estructuralismo, que entiendo como un ideal creado por el hombre para intentar controlarlo todo y que nada esté fuera de control. Pero creo que esa no es la realidad.
J. G.
Otra de las líneas de investigación desarrollada en esta obra es la posibilidad de interferencias artísticas que pienso que define muy claramente como se puede entender el arte en la actualidad, un arte multipantalla que forma parte de la experiencia cotidiana, y que tiene que plantearse el reto de comprobar como distintas disciplina artísticas pueden construir una obra que vaya más allá de la mera mezcla o fusión.
J. V.
Me gusta mucho esa imagen de multipantalla que se está generando con las nuevas tecnologías y en la que el arte está presente desde su origen. Para el arte son muy importantes los sentidos ya que son los que nos ponen en contacto con la realidad recogiendo datos para que, a través de un análisis cerebral, se puedan llegar a comprender una serie de ideas. Esto hace que los campos de actuación del arte sean tantos como la física nos vaya otorgando dimensiones que los artistas aspiran a ocupar. ¿Desde dónde se parte y hacia dónde nos arrastra? Forzosamente a llevar un bagaje: si en principio se experimentó sobre la arcilla o sobre una roca, más tarde se fue definiendo, se fue complicando, llegó hasta el teatro, se aplicó al cine, al video, a la performance, a la instalación... La interacción de disciplinas artísticas es un hecho que se va produciendo a lo largo de la historia en tanto en cuanto se disponen de nuevos materiales. Muy interesante me parece la estrategia que planteas con La tinta fluye, partiendo de la visión de otro artista, ir transformándola a través de diferentes actores que también intervienen como creadores, hasta llegar un inédito resultado final. Una misma idea inicial, que se ha ido produciendo en diferentes lenguajes y técnicas, hasta llegar a un final enriquecido con distintas experiencias artísticas y personales. Me parece un camino interesantísimo para seguir profundizando en él. Esto dista mucho del resultado de los traductores automáticos. Recuerdo el ejercicio que el poeta Juan Carlos Friebe realizó con un poema suyo, exponiendo los resultados de una traducción a otra hasta llegar de nuevo al español. El resultado fue un curioso monstruo.
J. G.
Me interesa mucho la colaboración con otras disciplinas artísticas, con el lenguaje diferenciado de otras disciplinas artísticas. Me parece interesante que, sin dejar ser hablar en ese lenguaje, se fuerce para que el enfoque no sea el habitual si no el propio de las artes plásticas. Lo que no me interesa es la fusión, la mezcla de técnicas, el pastiche...
J. V.
... sí, pero fíjate que estamos hablando no solo de danza y música, si no que también hay un apartado plástico importante, poético y performático... todo eso requiere de un ajuste para que el resultado artístico sea el adecuado a la idea.
J. G.
Se puede entender como un trabajo experimental en el sentido estricto, donde se pone en relación el resultado con la experiencia, con el proceso. Para mí era muy importante el resultado como una obra que pudiera ser escrita y reinterpretada en distintos espacios y tiempos, pero también me interesa el proceso como experiencia y como generador de diversas obras residuales. Esto me parece interesante en el arte actual, en el que los procesos de creación son tan ricos y fructíferos que generan obras con diferentes vías. Se puede pensar en el arte como hecho.
J. V.
La gran diferencia del arte con respecto a otras actividades humanas, es su capacidad de mostrar el mundo bajo percepciones particulares. Se necesita un proceso de descodificación que no puede ser enseñado o reglado claramente como sucede, por ejemplo, en las matemáticas o el lenguaje escrito, que nacen por necesidad, con un sentido práctico y con cierto carácter administrativo... En el arte la percepción artística del medio es particular y reside también en el espectador, y los objetos se crean y definen con una intención artística.
J. G.
Para cerrar el círculo, entiendo que tú también crees que el arte tiene una autonomía de actuación y que se hace difícil la traducción de la experiencia artística a cualquier otro tipo de lenguaje que no sea artístico...
J. V.
... totalmente, con completa seguridad. Es una cuestión de lo individual de la creación y de lo individual de la percepción. La recepción de disciplinas artísticas tan universales como el cine, por ejemplo, no es igual en un espacio social o en otro. Grandes fracasos técnicos acaban siendo grandes éxitos u obras de culto, dado que su componente artístico está por encima de su ejecución técnica. Eso nos lleva a pensar sobre la importancia de la cuestión técnica en el arte...
J. G.
... creo que es importante un dominio que te permita desarrollar el planteamiento conceptual. Si uno carece de herramientas técnicas que posibiliten una solvencia en la ejecución, es difícil desarrollar una obra. Hay que conjugar esos dos elementos.
J. V.
De acuerdo, pero también puede pasar que la idea artística sea tan potente que incluso una ejecución mediana no enturbie el resultado final.
J. G.
Eso forma parte del proceso de creación. El fracaso puede abrir ciertas vías novedosas...
J. V.
... estoy pensando en este momento en algo muy concreto: el estreno del Cuarteto para el fin de los tiempos de Messiaen, que se realiza en un campo de prisioneros en Francia con los rudimentarios medios artísticos de los que se podía disponer. Obviamente se han realizado después múltiples interpretaciones mejores, pero ¿dónde está el instante de mayor profundidad artística?... seguro que en esa primera interpretación.
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